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Iglesia de la Inmaculada Concepción.

1923-  7 de Diciembre  – 2013

90 años de la inauguración del nuevo templo

            Luego de la llegada progresista del Ferrocarril del Sur, en mayo de 1871,  el pequeño poblado fundacional, fue creciendo en los alrededores de la estación «El Salado», y a medida que crecía aparecían nuevas necesidades, entre ellas las celebraciones sacramentales.

 Por ejemplo, oír misa los domingos, realizar bautismos, casamientos y otros servicios religiosos que sus habitantes demandaban, pues eran mayoritariamente católicos, y para poder cumplir con esas necesidades, debían trasladarse hasta las vecinas Parroquias de Ranchos o Las Flores.

 Entre aquel puñado de vecinos que bregaban para erigir una capilla se encontraba doña María Amestoy de Ochoa, quien generosamente dona una manzana de su propiedad, para construir una plaza pública y en la manzana aledaña decide donar otros dos lotes, uno para construir la capilla y a su lado, otro para levantar una escuela pública.

Esto sucedía siete años después de la llegada del ferrocarril, es decir en el año 1878. Recordemos que en esos años, formábamos parte del cuartel IV del partido de Las Flores y por ende, también religiosamente dependíamos de la Parroquia del Carmen de Las Flores.

La incipiente comisión de vecinos eleva una nota al Arzobispado de Buenos Aires, solicitando autorización para construir una capilla en el terreno donado, y acompañando los planos respectivos de la misma, que contaban además, con la construcción de una casa parroquial con dos habitaciones, una para sacristía y la otra para alojamiento del párroco de Las Flores, en los días que nos visitara para atender el culto.

 La comisión formada al efecto, luego de realizar colectas y recibir donaciones, previa autorización del Arzobispado de Buenos Aires, el 5 de octubre del año1880, licita las obras de la Capilla, y en marzo del año 1881 comienzan las obras, que culminaran en  el año 1882,con la apertura e inauguración de  la primera capilla, frente a la plaza principal.

 El 12 de marzo de 1885 fue habilitada la capilla, definitivamente para el ejercicio del culto católico, que comenzó siendo atendida por el cura párroco de Las Flores, don Agustín de las Casas, por el presbítero Faustino Lamas Rancaño o algunos de sus tenientes.

El 1º de agosto de 1891 se crea el nuevo partido, que pasa a llamarse General Belgrano y recién ocho años después en 1899, la capilla fue erigida en parroquia, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Desmembrándose entonces del curato de Las Flores y ahora dependiendo de la Diócesis de La Plata, recientemente creada, el 15 de febrero del año 1897.

El primer párroco fue el presbítero José Goeghegan.

            En el año 1909 se termina de construir la casa parroquial, que se inaugura el día 14 de marzo, con la presencia del Vicario General Monseñor Francisco Alberti, siendo Obispo Diocesano, Monseñor Juan Nepomuceno Terrero.

 La población seguía aumentando y aquella primera capilla, ahora resultaba pequeña para recibir a tantos nuevos feligreses.

Es así que presentados proyectos para levantar una nueva iglesia de las dimensiones necesarias, el 18 de enero de 1910, es aprobada una ordenanza autorizando a demoler la primitiva capilla y construir un nuevo templo.

A los efectos se nombra una comisión que presidía don Juan Mac Donald, y lo secundaban los señores, Joaquín Ochoa, Natalio Tabossi, Natalio Ciocca, Juan E de la Fuente, Adrián Burgueño y el propio cura párroco.

Se inician colectas y gestiones para conseguir los fondos necesarios, pero recién en 1918 con la llegada de un nuevo cura párroco, el padre José Fernández Núñez, se le da un decidido empuje a la construcción del nuevo templo.

 Se conforma una nueva comisión que preside ahora don Francisco Hernáez y lo acompañan, el Dr. José María Maggi, Santiago Kilmurry, Francisco Cousillas y Salvador Iraizoz.

Se licitan las obras del nuevo templo en marzo del año 1922, y se adjudica la construcción del mismo a la empresa platense, de los constructores Juan Macagno y Piantanida, por un importe de $ 80.000.

Con motivo de la refacción del templo, el Honorable Concejo Deliberante, por unanimidad, en su sesión del 16 de julio de 1922, autorizó para que fueran trasladados a su propio recinto, los objetos necesarios para el culto, y una semana después, el domingo 23 de julio de ese año, se ofició la santa Misa en el salón de sesiones del Concejo Deliberante. Las actividades parroquiales continuaron en ese lugar hasta la culminación de  los trabajos de construcción del nuevo templo.

La inauguración se produce el 7 de diciembre del año 1923, presidió la ceremonia el Obispo de La Plata, Monseñor Francisco Alberti y fueron sus padrinos doña Julia del Carril de Carabassa y don Juan Mac Donald.

 En esa oportunidad se distribuyeron medallas de plata alusivas.

Para referirse al acontecimiento dirigió la palabra el Dr. José María Maggi, quien puso de manifiesto el tesonero trabajo del padre Fernández Núñez, motor fundamental para la concreción de la obra, y remarca fundamentalmente la generosidad de don Juan E de la Fuente, quien había colaborado con una suma muy importante de dinero, y le reconoce también sus gestiones para que el pueblo cuente hoy con hospital, cementerio, matadero público, caminos, puentes y otras importantes donaciones, como son los terrenos para la comisaría, el mercado y otros muchos logros.

 En el trascurso de su alocución cuenta la disputa que había entre vecinos para que la nueva iglesia fuera construida de un lado u otro de la vía. El tema se había transformado en el más importante por esos días y se realizaban reuniones, movilizaciones de un lado y otro y para destrabar la situación. Alguien propuso que un juez imparcial, alguien respetado y reconocido por todos los vecinos pudiera resolver el conflicto.

 Fue propuesto precisamente el Dr. Maggi, quien fuera aprobado por unanimidad por ambos bandos en pugna.

Rápidamente el médico se reúne con ambos sectores, pero realmente no encuentra los consensos necesarios para resolver el problema.

 Luego de varias reuniones frustradas se le ocurre un último recurso y propone que el azar o la suerte resuelvan el conflicto y obviamente que el fallo resultante fuera inapelable. Ambos sectores aceptan las reglas de juego y el vuelo de una moneda determinó donde se implantará definitivamente el templo, resultando ganadores los

vecinos que sostenían la posición de construirla en el mismo lugar que ocupara la vieja capilla.

El nuevo templo lucía sobre sus veredas una muy artística y bella verja donada por la Municipalidad, y que fuera  colocada en el año 1924.

El crecimiento de la población y por ende de la feligresía, conllevan a la creación de la Diócesis de Azul, a partir del año 1934, cuyo Obispo era Monseñor César Cáneva, de la cual pasa a depender la Parroquia.

            En estos  años transcurridos, desde aquel1882 fundacional, han estado al frente de la Parroquia, José Geoghegan, hasta el año 1908, sucedido luego por los párrocos José Megna y Salvador Cirielli, hasta 1909, los siguieron, el Presbítero Munich y Pío Iluminati hasta 1913 y luego Justo Galilea hasta el año 1918.

En ese mismo año llega el cura José Fernández Núñez, quién es uno de los principales precursores de la construcción del nuevo templo. Estuvo en General Belgrano, 24 años, hasta el año 1942.

Cuentan que el Padre Fernández Núñez, expresaba muy seguido su desagrado porque el monumento al General Belgrano, ubicado en el centro de la plaza, le da la espalda a la Iglesia, como expresando una actitud de desprecio.

La continuidad sacerdotal la cubriría el Padre Antonio Nájera, quién permaneció entre nosotros hasta 1949, fecha en la que volvió a su España natal.

Ese año llega el Padre Alfonso María Caffaro, quién se hace cargo de la Parroquia, hasta su fallecimiento, ocurrido el 12 de agosto de 1962.

 El, es el responsable, en el mes de enero del año 1953, de la pintura del frente del ábside, a cargo del maestro decorador don Elías Ahmetov, como así también de la adquisición (a través de una colecta popular) e instalación del reloj en la torre de la Iglesia y de la colocación de los 10 vitraux, encargados a la Casa Casariego y de la construcción del Salón Parroquial, entre otras cosas.

En el año 1957, en diciembre la Parroquia pasa nuevamente a pertenecer a la Arquidiócesis de La Plata, cuyo Obispo era Monseñor Antonio Plaza.

Sucede al párroco Alfonso María Caffaro, durante un corto interinato, el vicario español, Laureano Diez, procedente de la Catedral de La Plata.

Hasta que el 1º de diciembre del año 1962, es nombrado el Padre Nicanor López, quién será el párroco que más tiempo estuvo al frente de la misma, 37 años, hasta el trágico accidente en el que perdiera la vida, el 21 de julio del año 2000.

A partir del 27 de marzo del año 1980, se crea la Diócesis de Chascomús, de donde pasamos a depender, siendo su primer Obispo titular, Monseñor Rodolfo Bufano.

Recordemos que el Padre Nicanor fue uno de los participantes principales del Pueblazo, poniendo a disposición del movimiento popular, las instalaciones de la Casa Parroquial, luego del desalojo de los vecinos de la Municipalidad, por parte de las fuerzas policiales.

Teniendo asimismo, activa participación en la elección del belgranense Intendente Interino, Dr Francisco Bucci.

Lo sucede un breve tiempo, el Capellán del Colegio Jesús de Nazareth, Roberto Guidali. Quién estará en la Parroquia hasta el 8 de diciembre de ese año, en que es nombrado cura párroco de nuestra iglesia, el Padre Jorge Guita.

Este continúa al frente de la Parroquia, hasta el 7 de noviembre del año 2003, día en que el Obispo de la Diócesis de Chascomús, monseñor Carlos Malfa, pone en funciones al nuevo párroco, Padre Daniel Paz.

El Padre Daniel, estará casi 10 años al frente de la Parroquia, hasta el 13 de febrero de 2013 en que decide continuar su carrera sacerdotal en España.

Desde entonces la Parroquia no cuenta con el párroco titular, pero es de destacar que el sostenimiento del culto y mantenimiento del templo se cumple normalmente, fundamentalmente por la generosidad de la feligresía, como se publica mensualmente en la cartelera del templo.

Para las tareas pastorales, doctrinales y de sacristía, se ha formado un Consejo laico, que es fiscalizado y dirigido por el Consejo Diocesano.

Quiera el Señor y la Santísima Virgen bendecir el esfuerzo y el  cariño puesto a lo largo de estos 90 años, para sostener la fe que el Buen Dios demanda de cada uno de sus hijos.