El presente artículo forma parte del capítulo II del libro: «General Belgrano: El Turismo de ayer, hoy y mañana» Años 1930-1950, un trabajo de investigación realizado por Juan Norberto Cabello, integrante del taller de Historia Belgranense.
Con la llegada de los últimos años de la década del ´20 del siglo pasado, los pobladores de la nueva localidad, iniciaron las primeras tareas amigables con el río y el medio ambiente.
En lo que después de muchos años fuera llamado con nombre propio, el “Balneario Viejo”, ubicado en la continuación Norte Oeste de las avenidas 25 de Mayo y Sarmiento y la barranca Sur del Salado, conocido en ese momento como el “Paso de Motta” y luego Balneario Municipal, se construyó en forma muy rudimentaria y “a mano alzada”, una escalinata que permitía el acceso hasta el agua, que corría suave y traslucida en un movimiento monocorde.
Esta escalinata que se hizo en la barranca sur, estaba realizada en la tierra greda con tosca y que una vez mojada era altamente resbaladiza y de un color amarillento/ocre. Este pequeño emprendimiento provoco un nuevo nombre al lugar, reconocido como “la Escalera o la Escalerita”. El sitio era utilizado en los meses de estío por jóvenes vecinos y los pocos visitantes, que disfrutaban las bondades del agua del río.
Corría el año 1930 y tras la revolución del 6 de Setiembre, convirtiéndose ésta en el primer golpe militar de la historia argentina, un término no común para la época se hizo carne de la población belgranense, el “Comisionado”, que era un delegado enviado por el gobierno dictatorial encabezado por el General José Félix Uribúru arribó a General Belgrano a intervenir la Intendencia, el Sr. Juan Carlos Maffei.
Durante la intervención del Sr. Maffei, se realizaron obras para mejorar el espacio de la ribera del río que concluyeron con la formación del balneario Municipal. Y que según “El Imparcial” de la fecha de la inauguración de la obra en consideración, nos dice que, “denota un espíritu progresista y animoso de parte del Sr. Maffei”.
A fines del verano de 1931, se inauguraron las obras iniciadas el año anterior, que consistían en la colocación de sombrillas sobre una base de material con forma circular, juegos para niños, bancos adicionales, la plantación de una importante cantidad de casuarinas en la ribera sur del Salado, jardines con flores, un cerco perimetral y se “oficializó” la escalerita, construyéndose en su lugar una escalera de cemento y la colocación de una “balsa”, que consistía en una plataforma de madera (luego se la reemplazaría por otra de hormigón armado) , que obviamente no flotaba y donde los jóvenes belgranenses la utilizaban para exponerse al sol o arrojarse a las aguas y un tobogán que se utilizaba para deslizarse hacia el agua.
El día de la inauguración fue un día muy esperado por lo importante del acontecimiento, como de los festejos preparados para celebrar el acontecimiento. Realizándose entre otros actos un baile popular en la recientemente inaugurada pista de baile de la confitería.
El baile fue animado por la orquesta “Balneario” a cargo del director Bontureira, que entre otras actividades fue Director de la Banda Municipal de Música.
En los años siguientes, continuaron las mejoras en el balneario, se construyó una pasarela flotante de madera con barandas, montada sobre tambores o barriles (lo que le provocaba inestabilidad al intento de utilizarla) que servía para cruzar hacia la barranca norte, que pertenece al partido vecino de San Miguel de Monte y dando por concluida la función de la maroma existente hasta entonces, que facilitaba el cruce del río.
Al referirnos a la Pasarela, debemos recordar que en la historia del Belgrano Turístico y en forma particular al Balneario Viejo, se sucedieron tres distintas pasarelas a través de muchos años y las vemos reflejadas en fotos de la época.
En el verano de 1937, según nos cuenta el vecino Sr. Héctor Giura, en su libro “Recuerdos Belgranenses”, se prepara una inauguración de temporada veraniega muy especial y digna de ser observada, siendo su padre don Vicente Giura el responsable de organizarla.
Esta inauguración de temporada consistía entre otros eventos, en la realización y exhibición de fuegos artificiales, compuestos por nueve hermosas ornamentaciones, cañitas voladoras y bombas de colores.
A la finalización de cada temporada y debido a que las habituales crecidas del río en el invierno podía arrancarla y/o dañarla, se retiraba la pasarela que cruzaba sobre el río hasta la orilla que pertenece a S.M. del Monte y en este caso al finalizar la temporada veraniega de 1936, se procedió a realizar el mismo acto que todos los años anteriores.
Al inicio del año 1937, como suele ocurrir en algunas ocasiones y no fue esta la excepción, después de un estío lluvioso, el río se presentaba con mucha agua y no permitía que se pudiese volver a instalarla.
Con características no habituales, para este año se había planeado que para la inauguración de la temporada, se colocarían las bases para los fuegos artificiales y demás elementos necesarios para el evento a realizarse, en la barranca que queda en tierras montenses, puntualmente en tierras pertenecientes a la estancia San Manuel, conocidas vulgarmente como “lo de Landajo”.
Aprovechando que la barranca de Belgrano es más alta y que brinda la función de un anfiteatro natural, se podía ver mejor y aprovechar los reflejos que ofrecía el agua para resaltar los novedosos y brillantes colores de las ruedas giratorias y cascadas plateadas y doradas.
Todo lo expresado en los párrafos anteriores, no serían novedad, si no fuese porque la idea no se podía concretar por la falta de la pasarela, ya que debían trasladar hasta la barrancas norte, los palos y morteros necesarios para la ejecución del proyecto.
Pasaban los días, el río no descendía y la pasarela no podía ser colocada y las preocupaciones aumentaban entre los responsables de la organización del evento. Ante la situación relatada se propuso y de hecho se realizó. La acción a tomar fue trasladar todos los elementos y a los voluntarios colaboradores en el armado de los fuegos, en bote, hacia la otra orilla. Estos colocarían los elementos a disposición de don Vicente, que a último momento realizaría la unión de los “pasafuegos”, dejándolos preparados para el encendido.
Un nuevo desafío se presentaba a resolver, era como lograr el encendido de la primera de las piezas, que se iba a realizar desde la orilla del Balneario Municipal. Don Vicente coloco un alambre que cruzaba el río y adherida a esta, una cañita voladora que debía dar en el encendido de la primera pieza y desde allí a cada una de las ornamentaciones, con la rigurosidad que requería el hecho en sí. El resultado fue exitoso para júbilo de los concurrentes que pudieron disfrutar de una verdadera inauguración y para felicidad y orgullo de Don Vicente.
Quien encendió el fuego para dar inicio a la fiesta de inauguración de la temporada de 1937, fue el titular de la Comisión de Turismo, el Doctor en medicina y eximio pianista y compositor Don Elio Rietti.
Sobre la orilla que queda del lado de Monte, el balneario tenía playa de arena natural y el piso del rio era de tosquillas. En la margen que da hacia General Belgrano, la barranca es más alta y el río posee mayor profundidad de este lado y es en esta barranca, donde se instala un trampolín, ubicado muy cerca de la confitería que se había construido recientemente, para lo cual se había incrementado la profundidad del río con un pozo en el lecho del mismo, de unos tres o cuatro metros, lo que permitía el mejor ingreso al agua por parte de los valerosos bañistas, que se arrojaban desde la tabla bamboleante del trampolín.
Ya a esta altura, la afluencia de turista había logrado un crecimiento constante y sostenido en el tiempo. Estos turistas eran personas que mayoritariamente vivían en el sur del Gran Buenos Aires y que utilizaban el servicio brindado por el tren en su línea Sur, luego General Roca, como medio de locomoción para llegar a General Belgrano.
En años sucesivos la inauguración se realizaba en el mes de enero y se la promocionaba mediante avisos publicados en la prensa local. En este caso es en “El Imparcial”. Varios años más tarde la inauguración de cada temporada veraniega se realiza el 8 de Diciembre en coincidencia con el día de la Patrona de General Belgrano, La Inmaculada Concepción.
Existen dos elementos que fueron hechos recordados no solo por los turistas que visitaban General Belgrano, sino que también la recordamos los habitantes del pueblo, en el año 1945 se instala la bomba de agua que se ubicaba en la actual Av. Sarmiento a unos 200mts antes de llegar al Balneario Viejo, a pasos del arroyito que ofrecía agua dulce y fresca.
El otro elemento era un par de tranqueras que cruzaban la Av. Sarmiento a la altura de Las Tropas, cuya utilidad tenía muchas acepciones, pero pocas veracidades. Una de esas acepciones era que con ellas se cerraba el paso hacia la zona balnearia en el período invernal que iba de Abril a Noviembre de cada año.
En la postrimerías de la década del 40, las condiciones socio económicas de la Argentina asumen un giro importante y con él se logran mejoras laborales y sociales que directa o indirectamente son de vital importancia en el área de turismo. Entre esas reformas laborales, se logra el otorgamiento de vacaciones y aguinaldo a los trabajadores en relación de dependencia.
Para tener referencia de lo que ocurría en otras partes del país, podemos mencionar la creación por estos años, de los centros vacacionales de Chapadmalal y Embalse Rio Tercero, que eran utilizados como colonia de vacaciones por parte de los sindicatos recientemente creados, para utilización y beneficio de los obreros sindicalizados.
Y es en esta época, a fines de la década precisamente, que ocurren dos acontecimientos de relevante importancia para General Belgrano, uno de esos acontecimientos es la construcción del edificio del “Balneario Nuevo” y que concluye con la inauguración en diciembre de 1951 (lo que provoca que el balneario Municipal tome el nombre de Balneario Viejo).
La nueva construcción es un edificio de dos plantas, que está formado por un salón de confitería/bar/resto, dos terrazas, una a cada lado de la salón principal, vestuarios y sanitarios, pista para baile, hecho en material de mampostería y con jardines forestados y mesas, bancos y parrillas para el uso de aquellos disfrutan de aire libre.
Estas cinco hectáreas que conforman el predio del balneario, tienen un arbolado muy importante de plátanos, fresnos entre otras variedades y desde el edificio de la Confitería y hasta la orilla del río surcan dos filas de cipreses que dan forma a un camino de ensueño.
También el Balneario Nuevo, hoy llamado “Parque Mateo Bruzzo” en homenaje a quien fuera el Intendente Municipal durante el proyecto y construcción de la obra, tiene canchas de Basket, Voley y futbol reducido, que fueron y son lugar de reunión deportiva para la juventud que accede diariamente al uso de la pileta Municipal.
En los meses de verano, con bailes animados por orquestas en vivo, promocionándoselas como “Característica” que ejecutaba música moderna y otra denominada “Típica” con el tango como estandarte de su oferta musical, orquestas que podían ser locales o foráneas y que en algunos casos estaban integradas por los mismos ejecutantes. Un claro ejemplo de estas formaciones es la de un icono belgranense, don Héctor “Pescadito” Besada con su orquesta típica y su Jazz Band.